Una mirada antioqueña al Génesis 37 al 50


Por Simón Ballesteros

Dígame si esta historia se le hace familiar: Joseph, un tipo altanero pero dotado en la administración agrícola, es el hijo menor de una familia terrateniente y ganadera en Canaán (Génesis 37: 7, 9). Sus hermanos, cansados de su lambonería, deciden cobrar una venganza antioqueña y, al pillarlo solo en el desierto, lo desnudan y lo venden a unos arrieros que pasaban por veinte lucas (Génesis 37: 27). Estos terminaron vendiéndolo a un capitán eunuco de poca creatividad sexual, que puso a Joseph a administrar sus tierras (Génesis 39: 5). Como Joseph era papasito, la esposa del eunuco le puso el ojo, pero él negó sus avances y, en revancha, ella lo acusó de querer acostarse con ella (Génesis 39: 7, 9, 12, 18).

Terminó encarcelado y administrando la cárcel privada donde tenían a los presos políticos del faraón (Génesis 39: 20, 21). Aquí montó un esquema de tráfico de influencias donde les cobraba favores a los presos a cambio de interpretarles los sueños (Génesis 40: 1, 6, 14). Un día, el faraón le contó al copero que estaba teniendo un sueño recurrente y quería que lo interpretaran (Génesis 41: 1, 8, 9). Ahí el copero se acordó de Joseph y se lo recomendó a su patrón (Génesis 41: 10). El faraón lo liberó y le contó su sueño. Joseph, que era avispado y tenía experiencia laboral en el agro, le dijo al faraón que su visión significaba que habría 7 años de bonanza seguidos por 7 años de penuria en el país (Génesis 41: 29, 30). El faraón, al ver a un pelado tan inteligente y emprendedor, lo hizo gobernador de Egipto para que montara una política agraria (Génesis 41: 35, 40).

Joseph ordenó que se hiciera un banco de grano para que en los años de penuria no hubiera hambre (Génesis 41: 48). Cuando terminó la bonanza, y por motivos irrelevantes para este relato, se reencontró con su familia (Génesis 42-44). Tan buen trabajo había hecho Joseph que el faraón le dio a su familia las tierras más productivas para la cría de animales (Génesis 47: 6).

En esta parte de la historia se revela el primer esquema neoliberal de apropiación de tierras de la historia. Cuando a la gente de Egipto se le acabó el grano, Joseph empezó a venderles las reservas que había recogido (Génesis 41: 56). Luego, cuando se acabó todo el dinero del país, empezó a cambiarles los ganados a la gente por pan (Génesis 47: 15, 16) —le recuerdo al lector que su familia explotaba la mejor tierra para el ganado—. Finalmente, cuando se acabaron los ganados y no había nada más que intercambiar, el pueblo vendió la tierra y sus propios cuerpos en servidumbre al faraón a cambio de semillas (Génesis 47: 18). Eso sí, la élite religiosa, que recibía raciones del faraón, no tuvo que vender sus tierras (Génesis 47: 22).

Al final de la historia, todo el pueblo de Egipto terminó siendo mano de obra asalariada en servidumbre, menos una pequeña élite clerical. Es cierto que el gobierno egipcio era más bondadoso que el emprendimiento paramilitar criollo contemporáneo y solo se quedaba con una quinta parte del cultivo (Génesis 47, 24).


Por Simón Ballesteros

Dígame si esta historia se le hace familiar: Joseph, un tipo altanero pero dotado en la administración agrícola, es el hijo menor de una familia terrateniente y ganadera en Canaán (Génesis 37: 7, 9). Sus hermanos, cansados de su lambonería, deciden cobrar una venganza antioqueña y, al pillarlo solo en el desierto, lo desnudan y lo venden a unos arrieros que pasaban por veinte lucas (Génesis 37: 27). Estos terminaron vendiéndolo a un capitán eunuco de poca creatividad sexual, que puso a Joseph a administrar sus tierras (Génesis 39: 5). Como Joseph era papasito, la esposa del eunuco le puso el ojo, pero él negó sus avances y, en revancha, ella lo acusó de querer acostarse con ella (Génesis 39: 7, 9, 12, 18).

Terminó encarcelado y administrando la cárcel privada donde tenían a los presos políticos del faraón (Génesis 39: 20, 21). Aquí montó un esquema de tráfico de influencias donde les cobraba favores a los presos a cambio de interpretarles los sueños (Génesis 40: 1, 6, 14). Un día, el faraón le contó al copero que estaba teniendo un sueño recurrente y quería que lo interpretaran (Génesis 41: 1, 8, 9). Ahí el copero se acordó de Joseph y se lo recomendó a su patrón (Génesis 41: 10). El faraón lo liberó y le contó su sueño. Joseph, que era avispado y tenía experiencia laboral en el agro, le dijo al faraón que su visión significaba que habría 7 años de bonanza seguidos por 7 años de penuria en el país (Génesis 41: 29, 30). El faraón, al ver a un pelado tan inteligente y emprendedor, lo hizo gobernador de Egipto para que montara una política agraria (Génesis 41: 35, 40).

Joseph ordenó que se hiciera un banco de grano para que en los años de penuria no hubiera hambre (Génesis 41: 48). Cuando terminó la bonanza, y por motivos irrelevantes para este relato, se reencontró con su familia (Génesis 42-44). Tan buen trabajo había hecho Joseph que el faraón le dio a su familia las tierras más productivas para la cría de animales (Génesis 47: 6).

En esta parte de la historia se revela el primer esquema neoliberal de apropiación de tierras de la historia. Cuando a la gente de Egipto se le acabó el grano, Joseph empezó a venderles las reservas que había recogido (Génesis 41: 56). Luego, cuando se acabó todo el dinero del país, empezó a cambiarles los ganados a la gente por pan (Génesis 47: 15, 16) —le recuerdo al lector que su familia explotaba la mejor tierra para el ganado—. Finalmente, cuando se acabaron los ganados y no había nada más que intercambiar, el pueblo vendió la tierra y sus propios cuerpos en servidumbre al faraón a cambio de semillas (Génesis 47: 18). Eso sí, la élite religiosa, que recibía raciones del faraón, no tuvo que vender sus tierras (Génesis 47: 22).

Al final de la historia, todo el pueblo de Egipto terminó siendo mano de obra asalariada en servidumbre, menos una pequeña élite clerical. Es cierto que el gobierno egipcio era más bondadoso que el emprendimiento paramilitar criollo contemporáneo y solo se quedaba con una quinta parte del cultivo (Génesis 47, 24).